domingo, 24 de mayo de 2009
retodocentehoy
En la actualidad pareciera que ejercer el rol de un verdadero docente disetador y motivador del aprendizaje estuviese entre los estudiantes y otros docentes, fuera de moda. Entonces se estilan 3 roles caracteristíco de un profesor: el regañon que pasa entre amenazas y orientaciones manipuladas tratando de exhortar a los alumnos a que estudien contando sus hazañas de estudiantes abnegado y super heroe, el malvado, al que los estudiantes buscan como pasarle la materia entre chuletas y un sin fin de invenciones de copiado y el materno, que lo da todo y lo toman como un autobús que a todos pasa. ¿Qué hacer cuándo todo el ambiente difunde que lo mejor es la ley del mínimo esfuerzo para aprender? ¿Será que nos toca a los docente convertirnos en vendedores de conocimientos?¿es tan pesada la carga que lo más fácil es desertar o vestirnos de indiferencia y desánimo?¿Hasta cuándo nos quedaremos en críticas sin crear mecanismo de acción? En este espacio buscaremos estrategias y experiencias efectivas para mejorar nuestra hermosa e importante labor.
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En mi opinión la ley del mínimo esfuerzo por parte de los aprendices esta enmarcado dentro del proceso de evolución de los seres vivos, podemos destacar los que se esfuerzan y adaptan continuamente, y los que no, destacando dentro de este segundo la inevitable extinción de los mismos al no caminar al paso del resto de los seres, los cuales se ven sometidos constantemente a sobre información e indudablemente ya sabemos que les ha sucedido a todos los seres en la faz del planeta los cuales no han querido evolucionar a la par del resto. De hecho la selección natural se encargara de este grupo. Por ende solamente quedarán todos aquellos que continuamente se adapten. Por otra parte pienso que no deben convertirse en vendedores de conocimiento ya que caerían en la mezquindad cognoscitiva y ello no es bueno de hecho a mayor cantidad de información compartida la curva del desarrollo colectivo es exponencial y no geométrica. Por ultimo no pienso que el docente deba tomar toda la responsabilidad del hecho, si no más bien queda de parte de cada uno de los padres el empujar a la descendencia a ser mejores que los progenitores en todos los sentidos y el verdadero trabajo del docente es verificar que todo este bien y dentro de los parámetros sociales aceptados, premiando al sobresaliente y alentando, ayudando y apoyando al rezagado quien es que necesita más ayuda.
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